martes, 8 de mayo de 2012

Rasputín

Hola mundo, aquí me tenéis, dispuesto a contaros mis desventuras.

Hoy quería hablaros de un personaje histórico. No muy conocido ya que procede de la lejana Rusia, de la época de los Zares, antes de que Lenin, Stalin y el resto de integrantes de la Comisión para Salvaguarda de los Derechos Humanos Mundiales decidiese que esto de los zares estaba trasnochado y los trasnochasen a ellos, es decir, los metiesen bajo una cuarta de tierra previo haberles diseccionado el pasapán para que pudiesen doblar mejor la cabeza, que no estaba la cosa para derrochar y así cabían en un ataud más pequeño...

Pues como os decía, el tal Grigori Rasputín (Gregorio para los amigos, Raspi para los muy allegados), se dedicó a sanar por imposición de manos a los Zares, Zarinas y Zarillos de la época, y como le echaba bastante cuento el tío, llegó a hacerse un nombre en la corte y tuvo mucha mano, con la Zarina sobre todo, y lo mismo le imponía la mano en la escápula que le imponía otra cosa en la es-cópula. Esto causó muchas envidias, que en las cortes ya se sabe, la influencia de los demás siempre es directamente proporcional a la envidia propia, así que finalmente, entre unos que no lo podían ver y otros que no lo querían ni ver, acabaron apiolando al pobre Raspi cuando aún estaba en la flor de la vida, con lo que pasó a peor vida, porque con el vidorro que se pegaba el tío en esa época, seguro que a mejor no pudo ir.

Una vez establecido este pequeño rincón de historia, seguro que os preguntáis ¿y esto a cuento de que?

Pues nada, mira, que me apetecía hablaros de Raspi...

De Raspi solo me voy a quedar con el apellido, Rasputín... ¿y esto a cuento de qué? seguro que os preguntáis también y de nuevo...

Ahora viene el intríngulis de la cuestión. Es que mi lavadora está en estado semi-estropeado, es decir, le endiño la ropa, le retuerzo el cuello al programador, le pongo la temperatura, le echo detergente en su cajoncito, le echo suavizante en su botecito, le meto caña y....

Cuando termina, el detergente no lo ha cogido (al final he optado por echarlo directo al tambor), pero lo peor es que el suavizante tampoco, así que la ropa no sale como si fuese prima de Mimosín, sino como si fuese hermana de Rasputín...¿captáis ahora la asociación de ideas? 


Bueno, esto no es gran cosa, pero según se mire. En esta época de sudores y picores varios, esto de llevar la ropa pelín áspera no supone gran problema porque así la misma te va rascando y tal y te hace función dos por uno. El problema son los vaqueros, porque claro, en la zona inguinal, van rascando rascando, y como uno es sensible por esos bajos, al final del día te notas así, como unos escozores que no deseo al peor de mis enemigos.
Ejque uno es de natural delicado según por donde ¿comprendéis?


MUNDOOOOOO, A DISFRUTAR DE LA VIDA, AUNQUE A VECES RASPE Y QUE SEÁIS FELICEEEEEEESSSSSS, YO LO SOYYYYYYYYY

4 comentarios:

  1. Que bueno Pablo. Así que prima de Mimosin ehhh? no pidas tanto anda. Que estas tu muy subido...

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  2. Jo, flower, ya te he dicho que no es que se suban, es que se escuecen.

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  3. Rasputín era conocido por otro motivo, por un gran motivo, un motivo muy enorme, conservado en formol para que el motivo perdure.
    Hasta el grupo Boney-M le dedicó una canción por ese motivo.

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  4. Si, ya se que Rasputín estaba afectado de elefantiasis, no por la parte de las piernas si no por la de la trompa. Pero este es un blog serio (como habrás podido ver) y no se dicen guarradas.
    Un saludo, anónim@ escritor

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