domingo, 19 de abril de 2015

Maldita faldita

Hola mundo.

Hoy os quiero hablar de un invento infernal. Hoy voy a hablar de la falda de tablas.




Una vez que Dios se lo curró durante seis días para crear el mundo tal y como lo conocemos, se tomó el domingo de fiestuki para descansar, y ahí fue donde la cagó, porque el diablo, siempre atento a sus distracciones, dijo.... ¿qué puedo hacer yo para joder al barbas? ¿invento la lepra? ¿invento la peste? No, nada de eso, inventó la falda de tablas.

Una falda de tablas viene a ser a un hombre lo que unos kilos de uranio a los habitantes de Hiroshima... una mierda.

El problema de la falda de tablas es que tras lavarla hay que plancharla, y ahí es donde empieza la tortura... mi tortura al menos.

El proceso es el siguiente:

Primero busco una banqueta alta en la que sentarme. 

Después, con las manos procuro ir dando forma a los pliegues de las tablas, es decir, con una mano hago los pliegues y con la otra aguanto los ya hechos.

Mientras, levanto el pié izquierdo y, atravesándolo al otro lado de la tabla de planchar, aguanto el peso de la falda por aquel lado para que no me deshaga los pliegues.

Entonces, el pié derecho lo pongo a este lado de la tabla de la plancha, girando la rodilla y poniendo la pierna todo lo horizontal que puedo, para que lo planchado vaya cayendo sobre ella también sin arrugarse de nuevo y sin deshacer los pliegues a planchar...

Por último, agarro la plancha con los dientes, y pulsando el botón del vapor con la lengua muevo el cuello de un lado a otro procurando no mover el resto del cuerpo para no descomponer el resultado, y al terminar el pliegue de turno giro el cuello y vuelvo a dejar la plancha en su soporte para volver a empezar con el siguiente.

Creo que los dolores de espalda que vengo sufriendo de unos años acá tienen mucho que ver con la puñetera falda de tablas, ¿no pensáis como yo?

Nada más, mundo. Si un día tenéis que elegir colegio para vuestra hija, sea privado o público, procurad sobre todo que no lleve un uniforme con falda de tablas incluida. Consejo de amigo.

MUNDO, SED FELICES. YO LO SOY, Y LO SEGUIRÉ SIENDOOOOOOOO.

2 comentarios:

  1. Jajajajajajaa reconozco que mis prejuicios me habían traicionado jajajaja no pensaba que ibas a hablar de planchar una falda de tablas...

    No me he puesto una desde que iba al cole de monjas... Y desde luego jamás he planchado ninguna... Pero no parece fácil :)

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  2. Si un día me conocieses mejor, posiblemente perderías gran parte de tus prejuicios hacia los hombres... O hacia mí al menos.

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