miércoles, 18 de marzo de 2015

Querido diario...


Querido diario, voy a resumir en tres palabras lo que he hecho esta tarde:

Llegué a las tres y media de trabajar, pelín cansado, he de decir.
Comí en diez minutos y llevé a mi hija a sus clases de gimnasia rítmica, que empiezan a las cuatro.
Después me fui a echar gasoil al coche, que estaba más seco que la Duquesa de Alba.
Volví a mi piso, recogí a mi hijo y fuimos a esperar que saliese mi hija de gimnasia.
Cuando salió nos fuimos los tres a merendar, pero rapidito, que solo teníamos media hora.
A las cinco y media acerqué a mi hija a sus clases de catequesis que, a dios gracias, terminan este año de una (piiiiii)ta vez.
Después de dejar a mi hija con Dios (mejor dicho, con su apoderado) llevé a mi hijo al grupo scout, que hoy tenían ensayo para el festival de la canción de la leche esta de los scout.
Aproveché el rato intermedio para ir al chino a comprarme una mierda de gafas de cegato, porque no sé si estoy con la regla o con la presbicia, pero alguna de las dos tengo, desde luego, aunque por la mala leche yo creo que es más la primera que la segunda.
Después fui a recoger a mi hija y llevarla a casa de una amiga, que habían quedado para...  ¿Hacer deberes? ¡Namierda! Habían quedado para jugar.
Corrí más tarde a recoger a mi hijo de los scout para llevarlo a las putas (sí, ya me he cansado de censurar) clases particulares de ingles. Lo recogí una hora después y me fui a mi casa a hacer la mierda de cena.
Cuando acabamos la "cena-para-dos" volví a salir a recoger a mi hija (la estudiante, ¿recuerdas?) de casa de su amiga.
Ahora me acabo de pelear con los dos hasta conseguir que se duchen de una puñetera vez y, finalmente, aquí me tienes, en la cama, con los ojos abiertos como omóplatos y un ataque de nervios que no sé si hacerme un mojito de lejía o tirarme por la ventana a ver cuanto reboto.
Nada más, querido diario, creo que me he pasado de las tres palabras pero, ¿sabes?  ¡¡¡QUE TE DEN!!!

MUNDO, SED FELICES. YO LO SOY, Y LO SEGUIRÉ SIENDOOOOOOO